22/05/25
“El abordaje de la MGF requiere implicación activa y comprometida de los profesionales sanitarios”
“Es fundamental un enfoque multidisciplinar e intercultural que combine la protección de derechos humanos y erradicación de la violencia de género con prevención, atención y acompañamiento”
“La detección precoz en contextos de riesgo resulta herramienta clave para la prevención y exige protocolos coordinados de actuación”
El XIII Congreso de la Sociedad Andaluza de Contracepción (SAC), desarrollado en la Universidad de Almería se cerró con la cuarta mesa de debate bajo el título de Sexualidad. Moderó el doctor Pablo Romero Duarte (Almería) y se abordaron temas de tanta actualidad como la Mutilación Genital Femenina, por Shakira Kaknani Uttumchandani (Málaga); Identidad de género en la consulta, a cargo de Inmaculada Fernández Agis (Almería) y Nuevos Protocolos 2024 (Violencia de Género, Agresiones sexuales, Sumisión química), por Montse Luque Gutiérrez (Almería). Al congreso han asistido más de 150 profesionales de Atención Primaria, Ginecología, Enfermería, Matronas y Sexología
La Presidenta del Congreso, Dra. Silvia Tapiador ya había insistido en que “es muy importante que todos los profesionales sanitarios conozcamos tanto los protocolos y trabajemos de manera unificada como que abordemos con acierto la identidad de género en nuestras consultas y sepamos de la mutilación genital femenina”.
Precisamente sobre la mutilación genital femenina (MGF) disertó Shakira Kaknani Uttumchandani (Diplomada en Enfermería con varios másters en su curriculum y Profesora del Departamento de Enfermería, Ciencias de la Salud, en la Universidad de Málaga), recordando que es un grave problema que afecta a millones de niñas y mujeres en todo el mundo. Se define como la alteración o lesión de los órganos genitales femeninos por razones no médicas, “lo que constituye una violación de los derechos humanos y es una forma de Violencia de Género”.
Implicación de los profesionales
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de 200 millones de mujeres vivas han sido sometidas a algún tipo de MGF, principalmente en países de África, Oriente Medio y algunas zonas de Asia, aunque también se observa entre comunidades migrantes en Europa, América y Australia.
La mutilación genital femenina, según la profesora Kaknani Uttumchandani, no ofrece beneficios para la salud y puede causar consecuencias físicas y psicológicas graves, tales como infecciones, dolor crónico, complicaciones en el parto, traumas psicológicos y problemas sexuales.
Además, suele practicarse en niñas entre los 4 y los 14 años, la gran mayoría de las veces sin anestesia ni condiciones higiénicas adecuadas. “Ante esta realidad, es fundamental adoptar un enfoque multidisciplinar e intercultural que combine la protección de los derechos humanos y la erradicación de la violencia de género con la prevención, la atención y el acompañamiento a las víctimas”. Las actuaciones deben implicar a profesionales sanitarios, trabajadores/as sociales, educadores/as, juristas, cuerpos de seguridad y líderes comunitarios.
Implicación comprometida
“Desde el ámbito sanitario, el abordaje de la MGF requiere una implicación activa y comprometida de los y las profesionales de la salud. Es imprescindible una formación específica para identificar señales de riesgo, detectar casos en consultas clínicas, y ofrecer una atención integral y respetuosa”. Esta formación ha de incluir conocimientos sobre los distintos tipos de MGF, sus secuelas, y las pautas de intervención médica y psicológica más adecuadas.
El abordaje de la MGF requiere una implicación activa y comprometida de los y las profesionales de la salud, tanto en la atención primaria, ginecológica, como pediátrica o de salud sexual y reproductiva, los y las profesionales estén preparados para actuar con sensibilidad cultural, asegurando una atención libre de juicios, centrada en la víctima, que promueva la confianza y el acompañamiento. Ha de garantizarse el acceso a servicios de reconstrucción genital, apoyo psicológico especializado y seguimiento clínico.
Shakira Kaknani concluyó su ponencia indicando que “la detección precoz en contextos de riesgo (como en niñas de familias provenientes de países/etnias donde se practica la MGF) es una herramienta clave para la prevención. Por ello, resulta imprescindible establecer protocolos de actuación sanitaria coordinados con otros sectores, así como mecanismos de notificación y derivación en casos sospechosos o confirmados”.
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